[COLUMNA] El mundo de los zurdos

Por Jorge Abasolo.

Según el diccionario, zurdo es aquella persona que se desenvuelve mejor con la mano izquierda que con la derecha. Según mi sobrino Alejandro, zurdo es una persona que tiene la mano derecha al otro lado.

En un mundo orientado hacia la derecha (no es una observación política, por si acaso) los zurdos parecen seres extraños a quienes siempre se les ha mirado de reojo o con sospecha. Como se miraría a un huaso en la ópera, a un obrero de la construc- ción vendiendo dólares, o a un político reacio a viajar y dispuesto a rebajarse el sueldo.

En esto hay semi verdades, sofismas y hasta mitos.

Ha sido tan fuerte a lo largo de los siglos eso de que los zurdos tienen algo de maligno y de inferior, que la palabra siniestro (del término latino: sinister, o que usa la izquierda) ha llegado a significar algo maléfico y funesto.

Un mito harto arraigado señala que los zurdos son más creativos. Puede ser. Prueba de ello son los casos de inventores como Leonardo da Vinci y Benjamín Franklin, y de innovadores como el pintor Pablo Picasso y los escritores Mark Twain y Lewis Carroll.

Me sopla esa vieja copuchenta y gordinflona llamada Historia que en los comienzos del mundo los seres humanos nacían ambidiestros. Sin embargo, como las madres, por instinto, cargaban a los niños sobre el costado izquierdo, a fin de arrullarlos con el latido del corazón, todas las tareas hogareñas la realizaban con la mano derecha, ganando ésta en habilidad y fuerza.

Del mismo modo, en tiempos de las batallas cuerpo a cuerpo, los luchadores protegían su corazón tomando los escudos con la izquierda, u utilizaban la derecha para empuñar armas o garro- tes. Posteriormente, cuando los hombres lucharon en formación, se dieron cuenta de la ventaja que les proporcionaba el manejo de las armas de modo uniforme, pues de otra manera las armas chocarían de continuo.

El mundo de los zurdos

Por la inhabilidad que se le atribuye a la mano izquierda, en casi todos los idiomas la palabra izquierdo o siniestro también quiere decir: “torpe, torcido, desmañado, no recto, infeliz, funesto”.

De esta manera, zurdo equivale a “poco confia- ble” en ruso. En inglés antiguo, lyft. En latín, sinis- ter. En francés, gauche; en italiano, mancino; en alemán, linksch; en portugués, canhoto.

Encuentro injusta esta forma de etiquetar. Más injusto aún es el trato que se da a los zurdos en un libro emblemático como la Biblia. Quienes se encuentren a la izquierda de Dios el día del Juicio Final no serán escuchados, según reza el capítulo 25 del Evangelio de San Mateo: “Entonces dirá a los de su izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ánge- les”.

Pero la hostilización hacia las personas más hábiles con la mano izquierda tiene un origen histórico, como hemos visto y seguiremos viendo.

Por ejemplo, las mujeres zurdas eran acusadas de brujas en la Edad Media, y a los zurdos la Inquisi- ción les atribuía poderes demoníacos y los consi- deraba poseídos, dignos del fuego eterno. En el juicio que la jerarquía eclesiástica siguió a Juana de Arco, acusándola de bruja y diabólica, el hecho de ser zurda fue un agravante al momento de ser condenada a la hoguera. Las zurdas tenían que disimular su condición en Japón, pues nadie quería casarse con ellas.

En cuanto a la excentricidad, los estudios psicoló- gicos muestran que los zurdos son más rebeldes e inconformistas. No en vano Fidel Castro era zurdo. Y Julio César también lo fue.

Actualmente el mundo ha ido dejando atrás este concepto prejuicioso. Hoy por hoy los zurdos conforman el 10 por ciento de la población mun- dial y son cada vez más tolerados, aunque aún se cometen discriminaciones. Por ejemplo, algunas tiendas ofrecen a la venta casi todo tipo de mercancía para zurdos: abrelatas, relojes de pulse- ra y hasta naipes.

En lo que se refiere a lápices, raquetas de tenis, CD y televisores felizmente no se puede discriminar. ¿Cómo podría usted ofrecer peinetas o DVD para zurdos?

Conviene aclarar que ninguna persona es zurda por completo y no hay dos exactamente iguales. Una persona puede jugar tenis con la mano izquierda y al tenis de mesa con la derecha. Un tipo puede lanzar una pelota por debajo del hombro con la derecha y por encima con la izquierda.

Sé de un político que ocupa la derecha para traficar y la izquierda para vender.

Parece que el arte, la literatura y el cine estuvieran coludidos con los hábiles de la mano izquierda, porque no deja de sorprender la cantidad de zurdos que engrosan la lista. Ahí están los casos de Miguel Angel, Charles Chaplin, Greta Garbo, Judy Garland, Marilyn Monroe, Danny Kaye, Marcel Marceau y hasta Paul Mc Cartney.

Puede que exista un acuerdo entre las artes y los zurdos, pero no hay que entusiasmarse con la idea, porque Jack el Destripador y el Estrangula- dor de Boston se cuentan también entre los zurdos.

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