[EDITORIAL] El miedo es pésimo consejero

Han pasado 4 turbulentos años desde 2019, y mucha agua por debajo del puente. Ha sido el festival de las elecciones (al menos 7), hemos visto surgir nuevas figuras políticas en el escenario, nuevos partidos. Pero los elementos que están en la base del diagnóstico (para fijar nuestra línea editorial a favor del Rechazo) no han cambiado. Siguen latentes. 

Primero, dijimos que ese «acuerdo por una nueva constitución de 2019» era ilegítimo, porque validó la violencia ejercida por una minoría política que no ganó en las urnas pero que sabía hacer barricadas y molotovs. El que hicieron a puerta cerrada 8 parlamentarios en 2022, después del Rechazo el 4 de septiembre es, aparte de ilegítimo, inconstitucional.

Segundo, solo una élite progresista pedía en 2019 nueva constitución, pero sigue siendo cierto en 2023 que ninguna nueva constitución resolverá las demandas ciudadanas. Sigue siendo cierto que los políticos (de izquierda o derecha) han encontrado en el cambio constitucional un pretexto para disimular su ineptitud y alienación. 

Tercero, en caso de ser necesario un cambio constitucional para resolver problemas sociales o políticos, es dentro del Congreso donde deben ser discutidos. Eso era válido en 2019 tanto como en 2023. Nuestro sistema institucional es una democracia representativa, para impedir que las calenturas pasajeras y las mayorías circunstanciales introduzcan cambios radicales que nos afecten en el largo plazo.

Cuarto, el proceso de 2019 no debió comenzar con una hoja en blanco, porque Chile tiene una tradición constitucional. Por lo tanto, cualquier cambio que sea necesario incluso en 2023 debe ser sobre aspectos específicos de nuestro ordenamiento, tomando siempre como base la actual constitución, que ha sido por lejos la más exitosa y robusta de nuestra historia. 

Quinto, si el gobierno de Piñera en 2019 claudicó al entregar la constitución, validando (de facto) la violencia política como método, en 2023 no es menos cierto que todo el espectro de la derecha se unió entusiasta a la «bacanal constituyente». Con el acuerdo de 2019 la clase política (a excepción del Partido Comunista y el Partido Republicano, en formación) pecaba de ingenuidad asumiendo que la revolución se calmaría con un mecanismo típico «de la democracia burguesa», y hoy hasta el Partido Republicano se compró la idea que con aprobando un nuevo texto «se acaba el proceso».

No fuimos los únicos, pero algunas de las advertencias que hicimos tristemente se cumplieron. Alertamos sobre lo que iba a pasar con la primera Convención (que algunos llamaron despectivamente un circo, otros un cumpleaños de mono) y que elaboró ese mamarracho plurinacional que fue rechazado en 2022.

Nos equivocamos el 2019 en una cosa importante: fuimos ingenuos al pensar que esto sólo era «una cosa local» de Chile, y no algo que conecta a nuestro país con los intereses geopolíticos de grandes poderes mundiales. Nos faltó visión.

Tarde nos dimos cuenta que esta cosa del cambio constitucional estaba ya cocinado, pero no en el Congreso Nacional, sino en la ONU, con su Agenda 2030, y en algún laboratorio de ingeniería social del Foro Económico Mundial. La carrera por hacerse de nuestros recursos naturales, la inmigración descontrolada y la crisis de seguridad son síntomas de un proceso que arrastra a Chile hacia el «nuevo orden mundial».

Nosotros siempre hemos estado aquí. ¿Quién cambió entonces?

Yo le pregunto: ¿Usted está realmente convencido de que el texto es bueno, y que la propuesta realmente es mejor que la actual constitución?

Para mi la propuesta no es buena, y el texto no es mejor que la actual constitución. 

Aprobar el error, no es correcto. ¡Nunca! Renegar de las propias convicciones, e ir contra la propia conciencia, no es correcto. Actuar en base al miedo, no está bien.

¿Qué es lo peor que nos puede pasar si este proceso fracasa? Yo confío en Dios, quien hasta aquí nos ha ayudado, de que como chilenos sabremos sobreponernos, no importa lo que pase. 

¿Usted en qué está confiando, en qué tiene su esperanza? ¿Por qué tiene tanto miedo?

Algunos ya perdieron la batalla cultural. Porque están reducidos, sometidos. Castrados. 

Bailan al ritmo de la izquierda, tomaron las banderas que ellos les obligaron cargar. Y más encima las defienden con entusiasmo. ¡Por miedo!

No fueron capaces de defender, en 2019, la única constitución que hizo de este país el faro de Latinoamérica, por miedo. Y en 2023 quiere aprobar una propuesta de constitución que se basa en principios progresistas empobrecedores y probadamente fracasados, por miedo.

En lo personal estoy convencido de que la propuesta tiene algunas ideas rescatables, pero en ningún caso es mejor que la actual constitución. Si usted está convencido de que el texto es bueno y es mejor, lo respeto. Pero si está tomando una decisión por miedo, tenga cuidado. 

¡Hasta cuando te controlan por el miedo! ¡Hasta cuando te dejas dominar por el miedo!

Esto es una batalla moral. ¿No se dan cuenta?

Entiendan de una vez, cuanto antes mejor, que lo único que puede frenar esta revolución progresista es que volvamos a actuar por convicción ¡no por miedo! 

Que apretemos a los políticos bien fuerte, para que ellos tengan miedo de perder sus privilegios, que dejen de hacer lo que se les antoja y empiecen a hacer lo que nosotros les decimos que hagan. 

Y donde más le duele a los políticos es en las elecciones. Hasta aquí no han pagado por su ineptitud y su traición.

Votar a favor es coronar a una clase política inepta que primero claudicó ante la violencia, y que sin consultar con soberano, que somos nosotros, inició un segundo proceso ilegítimo y no les importó.

Votar a favor es aplaudir a estos políticos ineptos que no fueron capaces de defender la constitución y no son capaces de solucionar los problemas de la gente, pero que culpan a la constitución. 

Vota en contra es castigar a los políticos ineptos, vota en contra es castigar a los traidores. Votar en contra hará temblar a izquierda y derecha. 

¡Levántate Chile, vota en contra sin miedo! Y defiende tu libertad.

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*