No es que la candidata al Senado por la Región Metropolitana esté molesta, dice. Es que simplemente le parece injusto que comparen la Convención Constitucional con un Circo. En su profesión de modista, la Vicepresidente del Partido Republicano ha trabajado con su familia en espectáculos circenses, a cargo de los vestuarios.
Últimamente han comparado a la Convención Constitucional con un circo. Y quiero decir que conozco al circo de forma muy íntima. El circo es una tradición chilena muy hermosa, que la cultivan artistas muy esforzados, con mucha disciplina en todos los aspectos, tanto en entrenamiento como en alimentación, en horarios. Son personas que dedican su vida a montar un espectáculo con malabares, trapecios, payasos, acróbatas, y requieren de una gran dedicación, con muy pocos recursos. Deben además trabajar para solventar sus gastos, sus vidas, sus familias. Así que yo pediría, con mucha humildad y respeto, que no se compare más a la convención con un circo, porque la Convención Constitucional no ha hecho nada para merecer esa comparación.
– ¿Cómo llegó usted al mundo del circo?
Tengo familiares que trabajan como artistas circenses. Yo que soy costurera de profesión, he sido vestuarista de espectáculos de circo chileno.
– Y para los que no estamos ahí dentro ¿cómo es la vida del artista circense? Requiere de mucha perseverancia, no sólo para conseguir un espectáculo de calidad, también para financiarlo. Con muy poco hacen mucho, hay que ser austeros. Los artistas circenses dedican mucho tiempo a preparar sus rutinas, están constantemente entrenando con disciplina. Son personas muy estructuradas, que sacrifican su tiempo libre para dedicarse como profesion- ales a lo que es su pasión. Por eso me ofende que a la Convención Constitucional le den el honor de compararla con un circo. Yo creo que las personas lo hacen sin mala intención hacen esa comparación, porque no saben cómo funciona el circo chileno, y el meritorio esfuerzo que hacen los artistas circenses, y además todo lo que han padecido durante esta pandemia.
– Se ha comparado a la Convención Constitucional con un circo por los disfraces, por los atuendos, por las frases célebres que hacen reír a la gente.
La diferencia es que los artistas que se dedican al circo sólo ganan aplausos, cuando lo hacen bien. Porque los números no dan para vivir sólo de eso en Chile. Pero aquí les estamos pagando millones.
– Ahí ya tenemos una diferencia entonces.
Pero hay muchas otras cosas. En una rutina de trapecio, por ejemplo, los acróbatas tienen que ponerse de acuerdo para poder confiar el uno al otro, para sostenerse y sincronizarse, porque de eso depende sus vidas. Los convencionales ¿se ponen de acuerdo para generar confianza y conseguir un buen desempeño? No han hecho eso.
– ¿Se les puede comparar con los payasos al menos?
Los payasos ensayan 8 meses una rutina para hacer reír. La mayoría de los conven- cionales sólo ridiculizan a nuestro país, dan vergüenza ajena. Obviamente no me refiero a todos, porque también hay convencionales serios que tienen la mejor disposición para escribir la Constitución que va a regir a Chile por muchos años, si sale aprobada. Pero por lo visto…
– O sea, más bien: La Convención Constitucional debería aprender del circo. ¡Claro que sí! Todos trabajan de manera coordinada para montar un espectáculo con excelencia, donde finalmente lo que reciben de los chilenos es un tremendo aplauso.
– ¿Le daría más plazo a la Convención?
Solo el plazo que está indicado. Así que aprovechen bien el tiempo.
Dejar una contestacion