[POLÍTICA] Aborto Libre, Eutanasia, Matrimonio Homosexual… ¿IMPARABLES?

Sebastián Piñera ganó la elección del 2017 prometiendo “Tiempos Mejores” para Chile. El electorado que votó por él esperaba nuevos aires para la economía y cambios en áreas que para la sociedad chilena son críticos. No iba a ser fácil legislar con un Congreso adverso, donde el Gobierno cuenta apenas con el 47% de los diputados, y tiene sólo el 42% de los senadores. Era lógico que el presidente buscara apoyo en el centro político (también disconforme con la administración anterior).

Lo que nadie imaginó es que algunos de los énfasis legislativos de la agenda progresista serían utilizados no sólo por un presidente de derecha, si no que con el apoyo entusiasta de varios diputados de Chile Vamos. Ad portas de una nueva elección presidencial, el Congreso avanza en una dirección totalmente contraria al programa de gobierno de Piñera.

Mal evaluados el Ejecutivo y el Legislativo, las urgencias sociales siguen esperando.

¿Ha cambiado el eje ideológico de la sociedad chilena?

De ser uno de los países más conservadores del continente, Chile discute en la actualidad varias iniciativas legales de corte progresista, casi sin oposición. Las voces de la Iglesia Católica Romana, que antes se hacían oír frente a estos temas, ahora guardan silencio.

Ante la opinión pública la doctrina católica aparece desacreditada, tras los escándalos que sacudieron al clero hace unos años. De esta manera, la visión moral de ese 45% de fieles que todavía comulga en dicho credo cristiano (Encuesta Bicentenario UC, 2019) cuenta con mucho menos respaldo. Algo parecido ocurre en otro bastión de moral conservadora: el mundo Evangélico Protestante.

Aunque el porcentaje de los que profesan dicho credo (cerca de un 18%) no ha caído como el catolicismo, según la misma medición de la UC, hace rato que esa rama cristiana no crece, sobre todo entre los grupos más jóvenes. Ventiladas masivamente sus propias crisis, la clase política (antes entusiasta con los cristianos) mira con cierta distancia a los líderes de esas denominaciones. No es de extrañar entonces que el progresismo se haya convertido en el nuevo consenso sobre el cual debe elaborarse todo discurso político.

A diferencia de la izquierda radical, el progresismo confunde a los electores porque no pregona el socialismo y cree en el libre mercado, pero no se define por una moral objetiva y natural. Por eso, se encuentra en un espectro que abarca desde Nuevo Pacto Social hasta Chile Podemos Más. Y Piñera ha cedido al progresismo. Aunque faltó a los compromisos de campaña, y traicionó a sus electores, aunque los proyectos de su oposición tengan serios problemas de redacción, Piñera deja ser.

Porque en el Congreso el Gobierno no tiene mayoría, ahí tampoco se respetan las urgencias legislativas, y los diputados oficialistas están más preocupados en asegurarse la reelección. EL MATRIMONIO HOMOSEXUAL En su última Cuenta Pública, el presidente Piñera aseguró que pondría urgencia al proyecto sobre “matrimonio igualitario” ingresado por Bachelet en 2017. En el Senado fue despachado a la Cámara con 28 votos a favor y 13 en contra, con la favorable de Felipe Kast (Evópoli) y de Rodrigo Galilea, Rafael Prohens, y Marcela Sabat, todos de Renovación Nacional, es decir: el partido del presidente.

“Esta urgencia al proyecto de matrimonio homosexual no era necesario, no lo queríamos. Fue un tema político netamente, fue poco sabio. Como partido presentamos al presidente una petición oficial para eliminar esa urgencia al proyecto, argumentando que él está faltando a la democracia al hacer algo que era completamente contrario a lo que había dicho antes, y además saliéndose completamente de su programa de gobierno, que fue elegido por la mayoría que votó por él. Así que en el fondo está transgrediendo a los electores. Su línea política va de mal en peor”, afirma Antaris Varela, presidente del Partido Conservador Cristiano.

Más allá de ser una traición a los electores y la discusión ideológica sobre el concepto mismo del matrimonio, los expertos en materia legislativa advierten que el proyecto avanza sin la necesaria discusión de otros aspectos que esta Ley afectaría, como la libertad de culto, la objeción de conciencia, el régimen de sociedad conyugal y la filiación, entre otros. “El Congreso podría aprobarlo mañana, porque no están respetando las urgencias. Y si quieren aprobarlo ¡háganlo! Pero después va a venir el desengaño. A mí no me gusta este proyecto, pero como está quedando ahora no es matrimonio en igualdad de condiciones. Es un engaño para las parejas del mismo sexo”, asegura la abogada y doctora en derecho constitucional, Andrea Iñiguez, de Cuide Chile.

“El anuncio de Piñera puede ser considerado como una traición. Me parece que uno de los factores que influyó en esto es el afán del presidente de dejar un legado, porque su gobierno ciertamente ha sido un fracaso, no sólo por todo lo que pasó en Chile desde el 18 de octubre de 2019. Entonces quiso dejar algo con su firma. Curiosamente ese legado es nada menos que el de Michelle Bachelet”, asegura por su parte Vicente Hargous, abogado de la ONG Comunidad y Justicia.

¿Qué pasa con el Aborto libre y la Eutanasia?

Cuando se promulgó la Ley de Aborto en 3 Causales, las fuerzas que impulsaron la iniciativa descartaban categóricamente que esto fuera la antesala al aborto libre. Sin embargo, las organizaciones feministas decían lo contrario: que era un primer paso, y que seguirían luchando por el aborto ya no como un problema de salud.

El Boletín 12038- 34) dice que esta Ley se justifica pues: “La autonomía personal es negada a las mujeres mediante leyes punitivas que, basadas en determinadas creencias morales o religiosas, les imponen la obligación de procrear y cumplir el mandato social de la maternidad”.

En el caso de la Eutanasia, desde 2017 se presentaron 2 proyectos de Ley, uno de ellos apoyado por diputados oficialistas RN. Pero en la Comisión de Salud de la Cámara se acordó legislar sobre el proyecto de Vlado Mirosevic (PL), que tiene número de Boletín 11577-11.

Aquí se establece el derecho a la eutanasia cuando una la persona ha sido diagnosticada en estado de salud terminal o en estado de sufrimiento físico (o mental) constante e insoportable que no puede ser apaciguado por el actual estado de las ciencias médicas, y que resulta de una lesión o condición patológica incurable.

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